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Con muchos condimentos especiales llegaba el debut del Barcelona en la Liga española, de la que es el último campeón. Porque el primer partido fue ante el Athletic Bilbao, el mismo rival que le había arrebatado la Supercopa española con una goleada 4-0 precisamente en San Mamés, mismo escenario del choque de este domingo. Y el equipo catalán consiguió su revancha bien pronto al imponerse 1-0 en un partido áspero y en el que tuvo que sufrir hasta el final para poder festejar la victoria.
En el primer tiempo quedó claro que no era un encuentro más y que la carga de tensión estaba bien presente. Los minutos iniciales mostraron a un Barcelona que intentaba plantear el partido en campo rival, como de costumbre. Pero el Athletic es uno de esos equipos rebeldes que no se entregan mansamente a la superioridad de los gigantes de la Liga. Y entonces el partido se volvió áspero y sin pocas llegadas. Hasta que el árbitro decidió aparecer en escena.
Iban 30 minutos cuando Del Cerro Grande sancionó penal por una falta inexistente contra Suárez. Una decisión injusta que parecía la llave para que el Barcelona abriera el partido. Pero el débil remate de Messi contra el palo derecho de Iraizoz fue desviado por el arquero, quien así mantuvo el 0 a 0 y se transformó en el héroe local.
Después de la inesperada falla de Messi desde los doce pasos, el Barcelona tuvo otra buena chance con una llegada de Suárez, quien mano a mano con el arquero no pudo definir. Y así se fue el primer tiempo, con un Athletic bien plantado en la cancha y un Barsa que se quedó pensando cómo hacer para darle un vuelco al choque.
Pero tiene tantas posibilidades individuales el equipo de Luis Enrique que aún cuando el mejor jugador del mundo no tiene un gran rendimiento puede recurrir a alguien más para salir del apuro. Y a los 10 minutos del segundo tiempo, la defensa del Athletic Bilbao tuvo un rato de distracción y Suárez no perdonó: capitalizó al máximo un centro perfecto de Jordi Alba que lo encontró solo a la altura del punto del penal para clavar de volea el 1-0.
Pudo haber aumentado a los 14 Sergi Roberto -que había ingresado a los 20 minutos del primer tiempo por el lesionado Dani Alves- con una escalada por el lateral izquierdo que definió con un violento remate que se estrelló en el travesaño.
Para los catalanes se dibujó una mueca de preocupación por una nueva lesión: la de Busquets, quien fue reemplazado por Bartra a los 21 minutos. La variante también motivó una posicional: Mascherano salió de la zaga y pasó a jugar como volante central.
El local presionó sobre el final en busca del empate. Y estuvo muy cerca a los 34 minutos, cuando Eraso capturó una pelota perdida en el área pero su remate de primera salió muy por arriba del travesaño. Era una muy buena chance.
Cerca del cierre, Messi apareció con una de esas jugadas personales que lo muestran en el cielo del mundo, pero esta vez su remate, luego de un caño en la media luna, salió a las manos de Iraizoz. Así, el Barcelona no pudo estirar las distancias, pero al final consiguió consumar su pequeña revancha. Fue 1-0 ante un rival que volvió a demostrar que no se entrega mansamente ante los grandes. Y que hizo más valiosa la victoria.