Muchos son los atletas que compitieron en los Juegos Olímpicos de Río 2016 que deben tener un empleo paralelo a sus actividades deportivas.

Brasil inscribió a 145 deportistas de las Fuerzas Armadas. En la lista hay una colombiana trabaja en Twitter, por ejemplo. 

Nacida en Colombia y criada en Suiza, Nathalie Marchino trabaja en Twitter. Con 35 años, participa del equipo de rugby 7 colombiano, que en Río quedó eliminado en la primera ronda. “Combinar el trabajo y el rugby ha sido parte de mi realidad durante tanto tiempo que ya he aceptado que es así”, dijo sobre su extenuante horario.

Originaria de Irán y refugiada en Bélgica, Raheleh Asemani obtuvo su registro con Bélgica. “Trabajo como cartera, corro de casa en casa entregando cartas”, dijo la deportista que perdió su combate por la medalla de bronce.

Michelle Carter fue la ganadora de la medalla de oro en Río gracias a su lanzamiento de peso a 20,63 metros de distancia. Cuando no está entrenando, tiene un estudio de maquillaje profesional. “Creo que cuando uno se toma el tiempo de cuidarse a sí mismo, aumenta tu confianza”, piensa Carter.

La norteamericana Gwen Jorgensen, por su parte, ganó el oro en la prueba de triatlón individual femenino. Desde 2010 es contadora en una firma de la ciudad de Milwaukee. Gerek Meinhardt, también estadounidense, ganó la medalla de bronce en esgrima por equipos y trabaja por su parte como analista de riesgos en una consultoría de San Francisco.