El Gran Premio de Bélgica fue accidentado desde el comienzo. Max Verstappen (Red Bull), Kimi Raikkonen y Sebastian Vettel (ambos de Ferrari) se tocaron en la primera curva y quedaron retrasados. Así la carrera perdía el protagonismo de tres de los cuatro mejores pilotos de la clasificación, mientras que Nico Rosberg se escapaba en la punta.

Pero los incidentes no terminaron ahí. En la vuelta 6, Kevin Magnussen perdió el control de se Renault y destrozó su auto contra las cubiertas que protegían el muro de contención en la veloz curva de Eau Rouge. Un accidente que por fortuna no dejó mayores consecuencias para el piloto finlandés, más allá de un golpe en uno de sus tobillos.

Luego de circular cuatro vueltas con auto de seguridad, las autoridades de la carrera decidieron parar la carrera para reparar la zona dañada y hubo que esperar 15 minutos para volver a tener carrera.