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Viviana Colmenero entró a Gran Hermano, en 2003, para dejar atrás una vida oscura. La estrategia funcionó, se consagró ganadora del ciclo (le dieron 100.000 pesos, 35 mil dólares en ese entonces) y hoy, a sus 43 años, se gana la vida como mantera en Cabildo y Juramento.
Fue la tercera ganadora nacional del reality de Endemol y su dramática historia de vida le valió amantes y detractores. Por esos años, la morocha logró comprarse un departamento en el exclusivo barrio de Belgrano para instalarse junto a su hijo Leonel, de por entonces seis años.
Pero la exposición duró poco y, pese a que durante unos meses vivió un apasionado romance con el hermano de Susana Giménez, Patricio, la morocha nunca logró instalarse en los medios.
Lejos de las cámaras y sin un trabajo estable, la plata del premio se le acabó y no pudo pagar las expensas. De nuevo en la casa de su madre, Colmenero comenzó escribir cuentos cortos (prometió que al alcanzar los cien intentará publicar un libro) y a estudiar astrología. Hasta hace poco atendía a sus clientes en barcitos. Hacía cartas natales y tiradas de Tarot.
Su vida dio otro giro en febrero de este año, seis meses después de haber dado a luz a su segundo hijo, Ciro. Habilidosa con las manos, Viviana comenzó a diseñar bijouterie y armó su propia línea llamada “Joyas en un mundo de fantasía”, que vende como mantera en la famosa esquina de Cabildo y Juramento.