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Aunque a simple vista lo que pasa en una escuela en Nueva Zelanda podría sonar a caos absoluto causado por el descuido de los profesores, en realidad en la escuela todo está bajo control, excepto por una curiosa norma: aquí no hay reglas.
Bruce McLachlan, director de la Escuela Primaria Swanson, situada en West Auckland, asegura que él mismo y sus profesores han notado una notable mejora en la conducta de los alumnos desde que introdujeron de forma no oficial la 'regla' de que no hay ninguna regla. McLachlan explicó al portal de noticias news.com.au que solo han dejado que los niños sean niños y que aprendan a través del juego.
McLachlan dice haberse inspirado en un estudio realizado por la Universidad de Tecnología de Auckland que propusó reducir las tasas de obesidad y la intimidación a través de una mayor actividad y juegos.
El director confiesa introdujo su 'regla' aún sin preguntar a los padres de los alumnos, que se quedaron muy contentos con los cambios que notaron en sus niños. "Es un instinto natural desear decirle a los niños que se estén quietos, pero pronto noté que los niños mayores separaban a los menores y que si uno cae, se levanta y continua jugando sin pánico", explica Dani Isdale, corresponsal de la cadena SBS, que hizo un reportaje sobre la escuela.
El señor Waite, cuyo hijo Cutis, de 12 años, está matriculado en la escuela, subraya que los cambios operados en su hijo han sido fenomenales. Según él, el niño se volvió más seguro de sí mismo, ha desarrollado sus capacidades para estudiar y se hizo más responsable. A pesar de que se fracturó un brazo cuando jugaba en la escuela, el padre asegura que el incidente contribuyó a la formación del carácter de su hijo, que de esa forma aprendió una lección.