Internacionales
4 de Julio, 2015
Brasilia gira su política externa y se alinea con Washington en Naciones Unidas
13:20 | Se profundiza su relación con la Casa Blanca.Votó junto a los EE.UU. una condena contra Siria. Hace tres meses se había opuesto.

El jueves último quedó claro el alcance de los compromisos asumidos por Dilma Rousseff con su colega norteamericano Barack Obama, durante su gira por Washington y San Francisco de comienzos de esta semana. Siria, según indicaron las fuentes diplomáticas, fue uno de los temas abordados durante las conversaciones que ambos presidentes mantuvieron el martes en la Casa Blanca. Y el viernes, Brasil votó en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU a favor de una resolución que condena al gobierno de Bashar al-Assad por las “vulneraciones generalizadas y sistemáticas” de los derechos de los ciudadanos del país. Lo hizo codo a codo con Estados Unidos y Europa Occidental. En la vereda contraria se colocaron 12 países, entre ellos Rusia, Cuba, China y Venezuela.

Y hubo 6 abstenciones. El episodio no sorprendería si no fuera por el hecho de que Brasil se había opuesto, en marzo último, a otra medida de corte similar contra Damasco. En el texto de la CDH se condena específicamente a “las autoridades sirias y las milicias pro gubernamentales” como Hezbollah. En cuanto a los actos terroristas y de violencia contra civiles cometidos por organizaciones opositoras a Al-Assad, entre ellos el ISIS, la denuncia es más genérica. Según el diario Estado de São Paulo, la diplomacia brasileña consiguió introducir algunas modificaciones en el texto original que la habría tornado más aceptable. La frase añadida es aquella que postula la negociación política como salida para la crisis.

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Según el mismo medio paulista, no obstante, la embajadora de Brasil ante las Naciones Unidas, Regina Dunlop, habría admitido que la declaración del Consejo “no dio atención suficiente a la violencia cometida por algunos grupos de oposición” y advirtió que el tratamiento desigual “podría ampliar la intolerancia e incentivar la violencia”. Señaló, también, que “no se puede dar la impresión de que existen atrocidades peores que otras”.

En un comunicado ayer, la cancillería brasileña justificó su cambio de posición sobre la cuestión de Siria en un lapso de apenas tres meses. “El texto adoptado, fruto de un minucioso y constructivo esfuerzo negociador, contó con la activa participación brasileña que en todo momento buscó aproximar posiciones y excluir los problemas de fondo del anterior borrador de resolución”. A juicio de Itamaraty, “el resultado tiene mayor equilibrio que la resolución tomada en abril pasado. El texto contempla la necesidad de buscar una solución política para el conflicto y reclama por la responsabilidad de todas las partes en el respeto a los derechos humanos”. El énfasis, sin embargo, está puesto en el régimen de Damasco al que acusa de usar armas químicas contra su propia población, en particular “el gas cloro que está prohibido en el mundo”. Con todo, la diplomacia de Brasil admitió que “no debe ser minimizado el hecho de que es preciso que todas las atrocidades, y sus perpetradores, sean condenadas”.

El caso es un indicio de cambios claves en la política externa brasileña. Y sin duda son consecuencia del “alto nivel” alcanzado en las relaciones con EE.UU. que consideró a Brasil como un “aliado indispensable” en la región. El presidente Barack Obama había pedido a sus socios geopolíticos, especialmente los latinoamericanos, que sancionaran la condena contra el gobierno sirio. Durante la sesión del CDH de la ONU, Gran Bretaña declaró: “Assad, terroristas y otros grupos deben parar la guerra. No podemos permanecer en silencio”. Rusia juzgó que “no es Al-Assad el principal peligro actual sino el ISIS. Y eso no está en el documento”. China consideró que “este tipo de condenas no ayuda”. En ese contexto, Brasil sostuvo que se compromete a “construir la solución política para el conflicto sirio, por medio de negociaciones transparentes, inclusivas y no sectarias”. En todo caso, el giro brasileño podría ser un preanuncio de innovaciones en materia de relaciones exteriores con un eventual impacto en la cumbre del Brics, del cual Brasil participa, y que se realizará el 10 y 11 de julio próximo.

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