Locales
19 de Junio, 2011
Los aportes a la comunicación y los bolivianos de m...
7:15 | (Por Florencia Montaruli). El pasado viernes, Hebe de Bonafini recibió de parte de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata, el premio “Rodolfo Walsh”, entregado por la mencionada casa de altos estudios a aquellas personas destacadas por sus aportes a la comunicación y a los derechos humanos. ¿Un intento por desviar la atención del escándalo Schoklender o un verdadero cambio en el significado de los derechos humanos?. Nadie, pero absolutamente nadie, puede negar la intensa, profunda y reconocible lucha de estas madres y abuelas que durante tantos años buscaron a sus hijos y nietos desaparecidos. Nadie puede negar que supieron trascender más allá de las épocas, de los gobiernos, de los intentos por callarlas. Pero si hay algo desvirtúa toda esa lucha, que la aleja de aquellos primeros años oscuros de caminatas en silencio alrededor de la Plaza de Mayo es el inacertado comportamiento de la presidenta de las Madres, Hebe de Bonafini. El pasado viernes, Hebe recibió el premio “Rodolfo Walsh”, entregado por la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata a aquellas personas y personajes destacados por sus aportes a la comunicación y a los derechos humanos. ¿Qué aporte a la comunicación puede brindar una mujer que dice "¡Váyanse de nuestra plaza bolitas hijos de puta! ¡Váyanse bolivianos de mierda!", en el velatorio público en Plaza de Mayo de un boliviano víctima del gatillo fácil. ¿Qué aporte a los derechos humanos puede brindar alguien que elabora una frase cargada de racismo y xenofobia?. Ser madre de un desaparecido no da derechos sobre todo y sobre todos. Más allá de que la Plaza de Mayo es un lugar público y Hebe de Bonafini no tiene decisión sobre su uso, seguramente aquel ciudadano boliviano que falleció víctima de gatillo fácil habrá tenido una madre que, al igual que ella, clamará por justicia tras la muerte de su hijo. Con el criterio descriptivo de Hebe, la madre de esta víctima podría haber dicho, tranquilamente, ¡argentinos de mierda, mataron a mi hijo!. Y así podrían pasar insultado horas enteras, dos madres unidas por el dolor pero separadas por el odio. Lamentablemente, Hebe de Bonafini ha contribuido a desvirtuar su lucha y la lucha de todas las incansables madres y abuelas de pañuelos blancos, reconocidas por su tenacidad y por la búsqueda de la verdad y la justicia que tanto faltó en aquellos años de plomo de la Argentina. ¿Decir que “le pasaron boleta a Estados Unidos” aquel 11 de septiembre de 2001 en el fatídico atentado a las Torres Gemelas es hacer derechos humanos?, y agregar además que ese día “Yo estaba con mi hija en Cuba y me alegré mucho cuando escuché la noticia. ¿O acaso los derechos humanos para Hebe son sólo los que a ella le interesan y tocan de cerca?.¿Sólo tienen derechos los desaparecidos en la última dictadura o todos los seres humanos?. ¿Sólo importan los derechos de 30 mil personas o se incluyen también los de cada ciudadano que día a día es víctima de la inseguridad, de la violencia, de la droga, de la falta de humanidad de los sectores políticos?. Contradicción es la única frase que permite explicar cómo una luchadora por los derechos humanos festeja la muerte de miles de seres humanos ajenos a cualquier corporación que ella cuestione o vocifera frases racistas en contra de un inmigrante muerto por el gatillo fácil argentino. Y así tantas frases inapropiadas y alejadas de aquella lucha fundada en la desesperación de una madre de recuperar a su hijo desaparecido en la mayor injusticia posible. ¿Qué nos pasó a los argentinos que todo está tan cambiado?. ¿Qué nos sucede como sociedad que todo es impune, todo nos resbala?. ¿Qué pasa que todo se desvirtúa en función del poder político?.La lucha de Hebe de Bonafini demuestra a a las claras que siempre fue una mujer con carácter, y como suele decirse, con agallas. Nunca nadie había podido darle órdenes. Pero hoy, la indomable Hebe aparece subordinada a un jefe político. Y ese jefe fue Néstor Kirchner y es hoy la Presidenta. La llegada, desde 2003, de un gobierno neosetentista hizo que las Madres, que no se casaban con nadie, aceptaran por primera vez un jefe político. Quizás ese haya sido el punto de inflexión que desvirtuó todo: abandonar la lucha desinteresada y entregarse al poder. Quizás por eso hoy, esa misma ambición de poder haya buscado la pantalla perfecta para disimular y desviar el escándalo Schoklender entregando un premio que aparente devolver la calma perdida a las Madres de Plaza de Mayo. Quizás sea sólo eso, poder. No obstante, sigo intentando encontrar el factor común entre los aportes a la comunicación, los derechos humanos y los bolivianos de mierda de Hebe.
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