Locales
5 de Septiembre, 2012
"Censura" en la Unicen en plena democracia
18:30 | Nicolás Turdo, alumno regular de la Universidad Nacional del Centro denunció que la Casa de Altos Estudios ejerció la censura al no permitirle presentar un libro sobre los años de la dictadura del ’76 al '83 en Argentina, con una postura que la Universidad consideró "diferente a la ideología de la Unicen".

“Hace un par de semanas le propuse a Agustín Laje Arrigoni, autor del libro Los Mitos Setentistas, realizar una conferencia en la ciudad de Tandil, donde yo vivo, para presentar el libro en cuestión y, también, concientizar a mi ciudad sobre la verdad oculta de la dictadura del ’76-83”, comenzó narrando Nicolás. Con una respuesta afirmativa, el joven estudiante explica: “comencé con los preparativos para ese evento. La idea era realizarlo en el mes de octubre. Comencé buscando un salón y, claro, pensé en el Aula Magna de mi Universidad donde ya había presenciado otras conferencias como, por ejemplo, la brindada por el filósofo Mario Bunge”.
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“Averiguando en la sede central de la Universidad, en Pinto y Chacabuco, me redireccionaron con los encargados del Centro Cultural, que son quienes administran dicha Aula Magna. Fui y hablé con dos secretarias. Les comenté que era alumno regular de la Facultad de Humanas y que quería traer al autor de un libro para que lo expusiera. La conversación arrancó muy bien encaminada. Es más, cuando les dije que iba a ser en octubre, una de las 2 secretarias tomó una agenda, como amagando a darme una fecha concreta”, cuenta Nicolás. Hasta aquí, todo normal. El problema surgió cuando la otra secretaria le preguntó: “¿de qué trata el libro?”. “Al explicarles las líneas fundamentales del trabajo de Agustín, la conversación y el ambiente cambiaron rotundamente… “¡Aaaah! Noooo. Esas cuestiones acá no se tratan. Las tenés que ver con la Secretaría de Extensión, a cargo del Programa de Derechos Humanos, Memoria, Verdad y Justicia de la UNICEN… Espera que te consigo el número de la que se encarga de esto”. Explica Nicolás.
Vale aclarar que Nicolás es estudiante de la carrera de Relaciones Internacionales, que se dicta en la Facultad de Ciencias Humanas y que posee además su propio blog, donde analiza distintos temas que atañen a la sociedad actual. Nicolás se define a sí mismo como “admirador y difusor de las ideas liberales”.

“Ahora bien ¿cómo es posible que si hacía 30 segundos estaban a punto de darme una fecha, ahora querían mandarme a una secretaría que ni siquiera sabía que existía? Tan solo quería que me facilitaran el salón. A continuación, mientras la secretaria buscaba el teléfono, la otra comenzó a hacerme preguntas capciosas y a cuestionar la postura de Laje”. Indica el estudiante.

Según da cuenta Nicolás, María Nazábal (quien es representante de la Multisectorial por la Memoria, Verdad, y Justicia), era la persona que lo iba a “orientar” en todo el tema del aula. “Hablé telefónicamente con María, explicándole lo mismo que hice con las dos secretarias anteriores, pero fui más frontal con el tema acerca de qué iba a tratar la presentación y el libro. María me comentó un poco la postura de la Universidad, que a esta altura no hace falta aclarar que es considerablemente opuesta a la de Laje y me dijo que se iba a reunir con Daniel Herrero, quien tengo entendido es otro supuesto encargado del Aula Magna, que le iba a comentar mi proyecto, para posteriormente contactarme con una respuesta”.

“Más o menos 4 horas después me llama Nazábal a mi celular para comunicarme que no iba a poder contar con el Aula Magna de la Unicen, porque el libro no se adecuaba “con la perspectiva que mantiene la universidad acerca de la memoria, la verdad y la justicia” y que el autor tiene “una visión burda de la realidad”. Además, me dijo que el libro es “un insulto para los 30.000 desaparecidos, y que viola los derechos humanos de la Argentina y todos los tratados internacionales que firmó” y que yo “como estudiante de relaciones internacionales debería tener claro”. Claro está, la postura estaba definida y, con razón o no, no obstante, parecía no haber posibilidad a discutirla.

“La conversación se puso muy chispeante, yo explicándole que el acto, por supuesto, se iba a adecuar totalmente dentro del respeto y de las normas de la democracia, que solo quería que me facilitaran el aula, que de la organización me encargaba yo, y que no quería ningún aval de la universidad. Luego de una acalorada conversación con Nazábal, quedó en que estaba invitado a juntarme con ella a debatir sobre el tema en cuestión, pero que no me iban a prestar el aula y que me tengo que “informar un poco más acerca de los derechos humanos”.

Nicolás está indignado y decepcionado con su universidad. Con la Casa de Altos Estudios que lo forma. “Lo primero que se siente es un gran enojo por todo lo sucedido. Pero luego se agrega una gran lástima por toda esta generación de jóvenes a los que se los adoctrina con una mentira para sacar rédito político para el oficialismo de turno. Hoy en día, lo único que se encuentra, cuando uno piensa distinto es en el mejor de los casos, es la censura y la negación”. Finalizó Nicolás
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