Nacionales
15 de Septiembre, 2014
Un marino acusado de un doble asesinato, cayó por su teléfono celular
06:30 | Creen que mató a tiros a 2 vendedores ambulantes, en los Bosques, porque le sacaron su teléfono. Él asegura que lo perdió el día anterior, pero la compañía teléfonica lo desmiente: denunció el robo.

Dos cuerpos tirados en los Bosques de Palermo. Ninguna pista. Hasta que apareció un celular debajo de uno de los cadáveres. Recién a los diez días, un marino denunció que le habían robado el teléfono. Era el mismo que apareció en la escena del crimen. Así llegaron hasta él. Lo acusan de haber matado a dos vendedores ambulantes a tiros, al parecer para defenderse de un robo. Hoy está libre, y en funciones, por lo que llegará de esa manera al juicio oral, aún sin fecha.

La escena reflejaba una violenta pelea a muerte o un ajuste de cuentas, pero en el rastrillaje no se encontraron armas y llevó un tiempo hasta que los investigadores pudieron hilvanar una hipótesis para desentrañar el misterio. El 19 de marzo de 2012, dos hombres en situación de calle se despertaron y se toparon con un cuerpo cerca del árbol en el que habían dormido aquella noche. La Policía, después, encontró un segundo cadáver, a unos 150 metros del anterior.

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Como no había armas, un posible enfrentamiento entre los muertos quedó descartado. Ambos habían recibido un certero disparo, uno de ellos por la espalda.

Uno de los jóvenes tenía su billetera con algo de dinero, una mochila y su DNI encima: se trataba de un vendedor ambulante conocido en la zona que solía ofrecer DVD grabados con películas, videojuegos o recitales. Los investigadores también encontraron debajo de su cuerpo un teléfono celular, que luego sería clave para la causa.

Las víctimas fueron Facundo Andrés López (23) y Carlos Daniel Rodríguez (20), asesinados en la madrugada de ese mismo 19 de marzo, cerca de Figueroa Alcorta y Dorrego, adentro del Parque Tres de Febrero. Al primero de ellos, además de un tiro, le habían dado un fuerte golpe en la cabeza, se cree que con una pistola.

Al enterarse del hallazgo de los cuerpos, los familiares de López (vivía en pareja y tenía dos hijas, de 2 y 5 años) y Rodríguez se dieron cuenta de que ninguno había vuelto a casa y fueron hasta la comisaría 51°. Contaron que las víctimas eran amigos del barrio y a veces viajaban a Capital para vender DVD en la calle o en el tren. Y no reconocieron el teléfono encontrado junto a uno de los cuerpos. Ninguno de los dos tenía.

Así perdió fuerza la hipótesis de la venganza o una pelea. La causa dio un giro.

Los investigadores de la División Homicidios de la Policía Federal pusieron la lupa sobre el celular y descubrieron que pertenecía a un suboficial de la Armada que cumplía tareas administrativas y de control en el área de Ceremonial. También se supo que el día previo al doble crimen, ese marino había rendido una prueba de tiro obligatoria por su trabajo en el edificio Libertad. La forma en la que habían matado a ambos jóvenes dio indicios de que el homicida era un “buen tirador”.

Con esos datos, el círculo se cerró alrededor suyo.

El celular no estaba a su nombre, pero entre los archivos del equipo se encontraron imágenes que probaban que era él quien lo usaba, además del listado que figuraba en la agenda. También se le intervinieron las comunicaciones y en una de ellas pudieron escucharlo cuando denunciaba el robo ante la operadora de la empresa de telefonía, diez días después de cometido el doble homicidio. “ Las cosas que perdí, la semana sin laburo, sin trabajo, tendría que haberle pegado dos tiros ”, dijo entonces.

La línea que trazaron los investigadores estableció que López o Rodríguez le robaron el teléfono al marino y que éste, como reacción, arremetió a los balazos contra ambos. Al ser convocado para declarar, el suboficial reconoció que esa línea era usada por él pero dijo que el equipo se le había “extraviado” durante un paseo por el “Parque de los Niños”.

Los investigadores y luego la Justicia (el Juzgado en lo Criminal de Instrucción N° 36 porteño) no le creyeron, ya que la última llamada desde su celular quedó registrada a las 20.30 del 18 de marzo y había sido a un contacto de la propia agenda, la noche previa al hecho.

El 31 de marzo, la empresa de telefonía recibió una consulta por la línea que correspondía al teléfono encontrado bajo el cuerpo de López. “ No recibe llamadas porque ese número me fue sustraído (...) Me robaron el teléfono con el chip, entonces agarré y pedí un nuevo chip”, dijo entonces el marino.

La Policía cree que López robó el teléfono y fue asesinado cuando escapaba. También sospecha que Rodríguez estaba junto a él y que, malherido, hizo varios metros hasta que cayó muerto.

El suboficial, con más de 20 años de carrera, quedó procesado por “doble homicidio calificado”. Tanto la querella como la Fiscalía de Saavedra ya pidieron la elevación a juicio contra el marino, que llegará al debate en libertad.

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