La semana pasada, desde el sindicato de aceiteros denunciaron que el aceite subirá de precio y pasará a costar 90 pesos. La cámara empresaria del sector intentó desmentir y minimizar el impacto, y dijo que el aumento será de un 30% respecto de lo que cuesta ahora. Lo concreto es que los rumores de aumento provocaron un incremento de la demanda en los supermercados. Varios pusieron carteles limitando la compra y otros venden aceite sólo si se compra un segundo producto, lo cual no es legal.

El boca a boca a veces puede terminar como un tsunami peligroso. Algo así sucede ahora con el aceite: la gente se volcó de manera desesperada a los supermercados para stockearse ante el rumor de que sufrirá un gran aumento. 

El vocero de la Cámara de la Industria del Aceite, Andrés Alcaraz, aseguró que el aceite aumentará un 30%, como consecuencia de la quita de subsidios a empresas, pero que el alza sólo alcanzará al 20% del total de los productos de ese tipo que se comercializan en el mercado. “Desmiento categóricamente que se vaya a triplicar el precio del aceite”, dijo Alcaraz y señaló que la botella de 1,5 litro que, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) cuesta en promedio $ 24, va a terminar costando $ 31 a partir del 1° de agosto. Esto es porque el Gobierno eliminará un fideicomiso que subsidiaba el precio del producto.

También se dio otra situación insólita: ante la compra de un aceite, en muchos lugares obligan al consumidor a llevarse en conjunto un paquete de fideos o arroz. Ante este actitud, el titular de la asociación Consumidores Libres, Héctor Polino, afirmó que "no se puede obligar a comprar otro artículo para llevar un aceite".