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Dicen que es la mujer más anciana de la Argentina. Y debe ser, nomás, porque la mujer nombrada como la más vieja del mundo es una italiana que tiene apenas 8 meses más que ella. Cuenta que quiere llegar a los 120 años “porque mi madre llegó a esa edad”. Se llama Natalia Reynoso y nació en Médanos, sur entrerriano, un 27 de julio de 1900. Chiquita hoy, pasita, suave, sin fuerzas para caminar (se queda sentada y disfruta de mimos y cuidados), fue sin embargo una mujer fuerte, domadora de caballos, emprendedora, madre de 5 hijos que le dieron nietos y más familia, tantos, que ya no lleva la cuenta.
Su gran amor fue Juan Morales, trabajador en el mismo campo que ella. Tuvieron un noviazgo “formal, como antes”. Se casaron en Médanos y vivieron sin sobresaltos pero también sin lujos.
Hoy, vive en Gualeguaychú y la cuidan dos de sus hijos. El miércoles pasado, la conducción del Pami local le festejó los 116 con una fiesta en el Club de los Abuelos de su ciudad. Le cantaron el “feliz cumpleaños” sus familiares y vinieron algunas autoridades, como el senador nacional Alfredo De Angeli (gualeguaychuense y gente de campo, como ella) y Juan Amaya, coordinador del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en Entre Ríos. Le pusieron corona de reina y partieron una enorme torta bañada de blanco.
Y su código de vida no es ningún secreto: asegura que nunca estuvo enferma y que llegó a esta edad porque vive tranquila. “No tengo a nadie que me caliente la cabeza”.