Cuando hace una semana Maia Ludmila Scarioni llegó a la salita de primeros auxilios de la localidad bonaerense de Moreno ya no había nada que pudieran hacer para salvarle la vida.

Su mamá, Gisela Soledad Coronel, le dijo al médico de guardia que las recibió que le había dado una mamadera antes de las 6 de la mañana y cuando se volvió a despertar, la nena de 3 años ya no respiraba. 

Las lesiones en su cuerpo no eran visibles, o no se las vieron. Lo cierto es que aunque en un principio todo indicaba que se había tratado de una muerte súbita, se le dio aviso a la policía de todas formas y la autopsia terminó revelando lo peor: la habían asesinado a golpes.

Los estudios forenses determinaron que Maia sufrió un paro cardiorrespiratorio traumático como consecuencia de un golpe abdominal y costal derecho de tórax que le produjo una hemorragia interna e infección generalizada.

Su mamá, una mujer de 24 años que según los vecinos de la casa en la que vivían acostumbraba maltratar y pegarle a la nena, quedó detenida por homicidio agravado por el vínculo, un delito que prevé prisión perpetua.