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Fue una madrugada de tensión, reclamos y represión policial en Santa Cruz. Cristina Kirchner y su cuñada, la gobernadora Alicia Kirchner, no pudieron abandonar durante siete horas la residencia oficial de la gobernación provincial debido a un escrache del que participaron, según estimaciones extraoficiales, al menos 500 personas. La Policía actuó: hubo incidentes, balas de goma, gases lacrimógenos y un saldo de dos heridos.
La ex mandataria había llegado cerca de las cinco de la tarde a la residencia de la gobernadora. Tenían previsto participar juntas del Consejo del Partido Justicialista, después de horas de debate. Alicia sabía que allí la esperarían los gremios docentes, quienes le reclaman sueldos adeudados, y a último momento decidió enfrentarlos. Lo haría, claro, con el apoyo político de Cristina.
La presencia de la ex presidenta en la residencia oficial no pasó inadvertida. Un mensaje por Whatsapp convocó de inmediato a un “cacerolazo” en su contra y, así, cerca de las nueve de la noche, los manifestantes comenzaron a acercarse al lugar. La quema de cubiertas en la esquina de la casa dio inicio a la noche de furia. El reclamo: los salarios impagos de la provincia y el comienzo de las clases.
Fueron siete horas de tensión. “No podían salir. Se escuchaban los gritos de afuera. Intentaron forzar el ingreso. Fue una locura”, advirtió Dalbón, quien logró comunicarse esta mañana con su defendida. “Estaba tranquila. Ella sabe perfectamente que detrás de todo esto está Mauricio Macri”, disparó.
“Tiene miedo a las elecciones. Macri estuvo detrás de esto”. Esas fueron las palabras con las que Cristina le dio instrucciones claras: demandas para todos y todas. Incluso el presidente. “Detectamos que hubo manifestantes del PRO que viajaron especialmente para llevar adelante esto. Los tenemos identificados. Las denuncias van a ser por privación ilegítima de la libertad, robo y destrucción, entre otras”, detalló.