Internacionales
13 de Julio, 2018
Creyeron que este nene tenía paperas pero era un cáncer y le quedaban días de vida
16:28 | Dylan Williams tenía el cuerpo lleno de tumores y los médicos no se dieron cuenta.

Un bulto en la mejilla, ese era el único síntoma que tenía el pequeño Dylan Williams, de 6 años. Su caso desconcertó a los médicos desde un principio, pues creyeron que lo que padecía eran paperas, luego un absceso bucal y hasta alergia pero en realidad se trataba de un raro tipo de cáncer que le había llenado el cuerpo de tumores.

Cuando el chico arrancó en el colegio su madre, Siobhan O'Flynn, notó que tenía la mejilla hinchada. Cuando lo llevó al médico le dijeron que era paperas. Luego, a un dentista un par de veces pensando que podría ser un absceso bucal. Una noche el pequeño se despertó con dolor después de que sus labios se hincharan repentinamente. Entonces, decidieron ir a urgencias donde le dieron esteroides y antihistamínicos. Como la hinchazón disminuyó, pensaron que era una alergia.

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Nada parecía surtir efecto , hicieran lo que hicieran ese bulto no desaparecía. Finalmente, le realizaron una radiografía y una ecografía. Las pruebas revelaron una enorme masa en su cabeza. "Fue puro shock. Pero vas directamente a hacer las cosas, así que realmente no tenés tiempo para procesarlo demasiado”, contó la mujer al diario Mirror. “Tenía cáncer por todos lados pero no había ninguna indicación. Parecía un nene sano y robusto. Estaba comiendo, yendo a la escuela. Una mejilla hinchada era la única indicación física”, explicó O'Flynn.

El grave estado de Dylan obligó a internarlo inmediatamente. Ese mismo día se le realizaron biopsias, tomografías, resonancias magnéticas, rayos X y análisis de sangre. "En su primera resonancia magnética uno de sus ojos se veía más grande que el otro porque el tumor lo estaba tapando”, detalló su madre.

Cinco días más tarde, en la víspera de Navidad de 2016, Siobhan y su pareja Nick Williams, recibieron un diagnóstico exacto de su hijo: tenía linfoma linfoblástico de células B en estadio 4 y necesitaba comenzar con quimioterapia intensiva de inmediato. Es un tipo de cáncer muy raro, de hecho, tan poco frecuente que en el hospital donde lo atendían no lo habían visto en 17 años.

Aunque el subtipo de células B del linfoma linfoblástico rara vez se manifiesta como tumores sólidos fuera de los ganglios linfáticos, Dylan tenía muchos tanto en su cabeza como en el torso. “Un par de días más y él hubiera muerto. Los tumores le sacaban el ojo, envolviendo su cerebro, columna vertebral, omóplatos, costillas y riñones. Nadie podía creer que había sobrevivido, estaba plagado de tumores, incluso su sistema nervioso central estaba infiltrado", precisó O'Flynn.

Primero le hicieron nueve meses de intensa quimioterapia, cuyos efectos secundarios fueron difíciles. Estaba tan débil que apenas podía caminar, se le cayó el pelo, le costaba escribir debido a daños en los nervio y está fatigado y en constante dolor.

Su sistema inmunitario se debilitó tanto que debía estar en aislamiento. Hasta el momento, Dylan ha recibido 28 anestesias generales, 55 rondas de quimioterapia y 20 punciones lumbares. Cada mes, le inyectan una droga tóxica contra el cáncer directamente en la columna vertebral. Pero valió la pena dado que el tratamiento logró reducir los tumores agresivos del pequeño y salvó su vida.

“La conclusión fue que la quimioterapia comenzó a funcionar justo a tiempo. Dylan va hoy en la escuela, lo cual es bueno, se está haciendo más fuerte y espero que pueda quedarse todo el día", dijo Siobhan quien asegura que a pesar de lo difícil que ha sido el cáncer, ha acercado a la familia y los ha fortalecido.

Ella escribe un blog que la ayuda a procesar el dolor, el miedo y el trauma de atender a un chico gravemente enfermo a la vez que busca generar conciencia sobre el cáncer. "Estar en este viaje te hace ver cuántos niños están en una situación similar. El cáncer cambia tu perspectiva y te hace reevaluar lo que realmente importa en la vida", manifestó.

“La conclusión fue que la quimioterapia comenzó a funcionar justo a tiempo. Dylan va hoy en la escuela, lo cual es bueno, se está haciendo más fuerte y espero que pueda quedarse todo el día", dijo Siobhan quien asegura que a pesar de lo difícil que ha sido el cáncer, ha acercado a la familia y los ha fortalecido.

Ella escribe un blog que la ayuda a procesar el dolor, el miedo y el trauma de atender a un chico gravemente enfermo a la vez que busca generar conciencia sobre el cáncer. "Estar en este viaje te hace ver cuántos niños están en una situación similar. El cáncer cambia tu perspectiva y te hace reevaluar lo que realmente importa en la vida", manifestó.

El chico lleva cerca de un año con terapia de mantenimiento y le quedan menos de dos de tratamiento. Todavía tiene problemas con los efectos secundarios y no ha logrado ir una semana completa en la escuela desde que comenzó en septiembre, pero la familia es optimista.

"No sabemos cuál es su pronóstico y es probable que necesite ser monitoreado toda su vida. Puede que nunca pueda tener hijos, su corazón siempre tendrá que ser revisado debido a los efectos de la quimioterapia, tiene daño en los nervios y él siempre puede tener problemas de movilidad. Pero la alegría que le hayan podido salvar a mi hijo es increíble”, concluyó.

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