La zapatilla de Valentina quedó apoyada en una columna, haciendo un equilibrio inexplicable. Leandro, que iba a upa de su mamá, salió despedido unos diez metros. Pamela, la mamá, quedó aplastada por el móvil de Gendarmería. Sergio Fernández apenas sufrió raspones, pero no paraba de gritar, desesperado: “Nos pasaron por arriba, nos pasaron por arriba”.

Fue el jueves, a las 20, en una esquina de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Los cuatro integrantes de la familia esperaban para cruzar la calle cuando fueron atropellados por una patrulla que perseguía a dos ladrones, chocó con un auto y se subió a la vereda. En el camino rompió también una garita de ladrillos que tenía una virgen adentro. Las dos mujeres de la familia se llevaron la peor parte: Pamela, que trabaja como profesora de arte, se quebró una pierna y está internada en una clínica de Caseros. Valentina sufrió la fractura del fémur y tiene un golpe muy fuerte en la cabeza. El hijo también está internado, aunque con lesiones menores. Solo fue dado de alta Sergio, que igualmente no se mueve de la clínica.

“Veníamos de buscar a los chicos en la escuela. Vimos al móvil de Gendarmería, que venía tocando bocina y con la sirena encendida. Por eso nos quedamos en la esquina. Pero en la bocacalle un auto quiso doblar y el patrullero se lo llevó por delante”, contó Sergio, que actualmente está desempleado. Pamela, desde la clínica, agregó: “Bajamos del colectivo, cruzamos la avenida, vimos la patrulla y luego el choque. Después de no me acuerdo de nada más”.

La familia fue atendida inicialmente en el Hospital de San Miguel, aunque luego fueron trasladados a la Clínica Nuestra Señora de la Merced, en Martín Coronado. Según los partes médicos, la más complicada es la hija menor, porque tiene un coágulo en la cabeza. Ayer le hicieron una tomografía y seguía internada en observación. La madre también tiene una fractura en el fémur y golpes en la cara, y hoy será operada. Su hijo menor quedó internado por precaución.