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Debido al impacto generalizado de la pandemia de COVID-19, era inevitable que los centros de entrenamiento físico en todo el mundo cerraran sus servicios por un periodo de tiempo. Sin embargo, esto representó grandes pérdidas económicas para el sector del fitness, tanto en países europeos como latinoamericanos.
Según los datos del sitio web Fitnesspiratas, en España, los gimnasios y centros deportivos perdieron el 64 % de su facturación por los efectos de la crisis sanitaria.
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Entre abril de 2020 y marzo de 2021, las empresas dejaron de ingresar unos 1.505 millones de euros por cierres obligados y restricciones de aforo. Respecto a las perspectivas de recuperación, el 45 % de los gimnasios espera volver a la “normalidad operativa” a partir del primer trimestre de 2022.
En Argentina, la industria fitness ha vivido un infierno. En 2020, se proyectó la desaparición de unos 400 gimnasios a causa de la pandemia. Argentina dobla el número de gimnasios comerciales que hay en España. Concretamente tiene 8.000 establecimientos, mientras que la región española contabiliza 4.750. En mayo de 2021, seis de las veintitrés provincias del país, además del área metropolitana de Buenos Aires, prohibieron el funcionamiento de gimnasios en espacios cerrados como parte de las medidas tomadas por el Gobierno para evitar los contagios en la segunda ola del COVID-19. La Dirección de Deportes les prometió una ayuda económica de $45 mil pesos, pero fue rechazada.
Esta situación ha provocado una movilización contra las restricciones. Pablo Speroni, vocero de la Unión de Gimnasios Argentinos (UGA), comentó el malestar de algunos empresarios del sector y encabezó una protesta en la que mostró dos carteles que advertían que si no le permitían seguir atendiendo al público, iba a dejar de pagar sus impuestos.
“Cerrame lo que me da de comer y cerrame todo lo que me cobrás: no te pago más la luz, el teléfono, el alquiler, ni autónomos, ni cargas sociales, ni IVA, ni Ganancias, ni Bienes Personales, ni patente, ni impuesto municipal, ni seguro, ni ningún otro impuesto que se te cante cobrarme”, decía el letrero.
Exenciones impositivas para comercios no esenciales
Ante la delicada situación económica por la que atraviesan las empresas, en junio pasado la Legislatura aprobó una ley que busca llevar un alivio fiscal a 1700 locales de rubros no esenciales, entre ellos 952 gimnasios.
La norma exime del pago del impuesto sobre los Ingresos Brutos (IIBB) y el ABL durante junio, julio y agosto para los comercios que ofrezcan servicios de acondicionamiento físicos, como gimnasios, natatorios, salones de yoga y pilates, guías turísticos, entre otros.
No obstante, la medida “tiene gusto a pocos” porque muchos empresarios ya no pueden pagar impuestos. Alejandro Binay, dueño de Saturn Gym Fitness y representante de UGA, comentó que están muy preocupados por no poder abrir y facturar. La ayuda “no sirve para paliar la situación que atraviesan los gimnasios”.