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Hay quien tiene antojos de chocolate, de papas fritas o alitas de pollo, Rosie Skinner, de 19 años, tiene antojo de comer esponjas, al menos dos a la semana.
La joven, residente en la ciudad británica de Epsom, Surrey, tiene el insólito hábito de ingerir esponjas desde que tenía cinco años. Para satisfacer su trastorno, despedaza cada esponja en trozos pequeños y luego los chupa a lo largo del día. "Siempre me ha gustado el olor de una esponja húmeda. Me gusta el sabor y la sensación en la boca", explicó para el Irish Mirror, "me gusta la textura, es un poco como comer pastel."
"Si tengo un día estresante me encanta masticar una esponja para relajarme," aseguró.
Los padres de la joven se enteraron de la extraña afición de su hija cuando con diez años perdió un diente por comer esponja. En el momento en el que el diente apareció en el interior de una esponja tuvo que explicarle a su madre cómo había ocurrido. Su adicción a comer estos húmedos accesorios de baño ya la llevaron a tener problemas de salud. Con trece años tuvo que ser intervenida para quitarle una bola de esponja que se le quedó atrapada en el estómago. "Me llevaron al hospital, donde los médicos me extirparon una bola del tamaño de un pequeño ratón de mi estómago. Los doctores dijeron que era un poco raro e insistieron en que tenía que dejar de comer esponja", indicó la joven.
Skinner aseguró que sabe que debe dejar de hacerlo, pero es un hábito con el que creció y es difícil abandonarlo ahora. "Traté de hacer lo que los médicos me dijeron, pero yo no puedo luchar contra mis antojos por completo. Ahora sólo mastican por un tiempo y escupirla", comentó.
Aun así, confiesa que su adicción es tal, que incluso lleva porciones de su especial manjar cuando está fuera de casa: "Uso pequeñas bolsas de sándwich para llevar a la universidad algunos pedazos de esponja para comerla durante las clases". Skinner reconoce que su trastorno es raro: "no estoy muy segura de hacerlo alrededor de la gente, sé que es extraño para mi familia y también para mi novio, Callum, ellos piensan que estoy loca, pero no me importa, es sólo parte de lo que soy". (TN.com.ar)