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La protagonista de esta historia es Noela Rukundo, una residente en Australia, que se apareció en el funeral que su esposo planificó para ella luego de mandarla a matar.
Según relató a la BBC, fue secuestrada hace un año en el país africano Burundi por órdenes de su esposo. Los raptores le habrían comentado que su marido Balenga Kalala fue el autor intelectual del crimen.
Fue en ese momento, según contó, que pusieron a Kalala al teléfono, quien dijo: "Mátenla". Al escuchar a su marido pronunciar esa palabra, Noela creyó las palabras de los sicarios.
Los secuestradores le dijeron que ellos no se dedicaban a matar mujeres o niños, por lo que fue liberada dos días después con la evidencia que necesitaba para incriminar a su esposo: conversaciones grabadas y el envío del dinero que pagó por la ejecución que nunca se realizó.
La madre de ocho hijos contó que regresó a Melbourne en absoluto secreto, y enfrentó a su esposo justo en el funeral que había preparado para ella, dejándole saber que seguía con vida.
"¡Sorpresa! ¡Estoy viva todavía!", le dijo ella a su horrorizado marido, que minutos más tarde le pidió perdón.
Kalala había dicho que su mujer había fallecido en un trágico accidente en Burundi y que su cuerpo no había sido recuperado.
La mujer ya había realizado la denuncia a las autoridades australianas, y Kalala fue acusado y hallado culpable por incitación al asesinato. Fue condenado a nueve años de prisión.