El doctor Iñaki Gilabert renunció a su puesto de director de Atención Primaria de la Salud cuando se enteró que el Ejecutivo le minimizó la pena al empleado de ese área que lo agredió con un palo.

Según argumentó el Ejecutivo, la amenaza de paro por parte del personal, motivó que se tomara la decisión de suavizar la pena del empleado, que volverá a percibir su salario mensual mientras prosigue el sumario interno iniciado luego de golpear con un palo a Gilabert.

El gobierno de Lunghi se lavó las manos y puso casi en obligación al funcionario a renunciar a su trabajo como director, ya que debería volver a tener bajo su órbita a la persona que lo agredió salvajemente.