-El Club Santamarina es una de las instituciones deportivas y sociales más importantes de Tandil. En sus casi cien años de vida, brillaron deportistas de distintas disciplinas pero también puso al servicio de la comunidad las instalaciones de su sede de la calle Irigoyen, la Quinta Belén, el Cine Alfa o el emblemático estadio de Belgrano y Roca.

-Sus socios, simpatizantes e hinchas sufrieron el proceso de quiebra que se vivió en la década de los 90, que significó no sólo la liquidación de todos sus bienes, sino el fin de una época en Tandil. Desde entonces se ha trabajado para recuperar un espacio donde volver a desempeñar la función contenedora, integradora y educadora que ha caracterizado a la institución; un espacio donde niños y jóvenes se incorporan a la actividad deportiva pero también a la práctica mancomunada y solidaria que significa ser parte de una institución social.

-El club transita por el camino del reordenamiento y reestructuración institucional. En la actualidad cuenta con más de 500 socios, alrededor de 300 deportistas y un primer equipo en la Tercera Categoría del Futbol Argentino.

-Y finalmente llegó la oportunidad de volver a contar con un espacio para la práctica de deportes, un ámbito donde niños y jóvenes de toda la ciudad puedan poner en práctica los valores que otras instituciones declaman indispensables pero que pocas como un club pueden inculcar en el día a día: esfuerzo, disciplina y compromiso colectivo.

En el año 2009 se inició un expediente en la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia a fin de recibir en comodato tierras del solar “Sans Souci”.

-El predio tiene una extensión de casi 60 hectáreas y cuenta con un sector de infraestructura edilicia, que en parte ha sido recuperado, luego del importante trabajo realizado por la comunidad educativa del IFT N° 75; una amplia y variada arboleda y una extensión descampada donde hasta hace poco se sembraba soja.

-Parte de los predios destinados a ese cultivo fue recientemente entregado en comodato al club para destinar a canchas deportivas, instalaciones y servicios para deportivas y socios. Se trata de un poco más de 12 hectáreas sobre las casi 60 que tiene el solar.

-La Comisión Directiva del Club Santamarina entiende que el sentido de la donación de la familia del gran benefactor tandilense se mantiene intacta por creer que la educación de un niño no se limita a cuestiones intelectuales ni curriculares, sino que compromete también comportamientos actitudinales y sociales que todo club social promueve.

En ello coinciden y fundamentan sus apoyos los estamentos del Estado (nacional, provincial y municipal) quienes permanentemente alentan la función integradora y educadora de los clubes y las integran a sus políticas públicas.

Como institución, Santamarina ha sido ejemplo de educación no formal para varias generaciones de tandilenses y pretende seguir siéndolo con los cientos de chicos que hoy concurren al club.

-No somos un club privado. Somos un club que trabaja por la integración y el esfuerzo mancomunado de las instituciones porque sabemos que cada uno aporta su granito de arena para que los tandilenses tengan, cada día, una ciudad más solidaria y pujante.

-El proyecto de Santamarina será ambiental y socialmente sutentable. El desarrollo del masterplan cumplirá con dichas premisas. Se trata de un proyecto de integración comunitaria, donde se pondrá especial énfasis en el trabajo con las organizaciones sociales y la comunidad que quiera formar parte.

-No pretendemos quitarle nada a nadie. No se trata de un proceso “expropiatorio”. Santamarina cumplió con las normas y procedimientos establecidos para poder contar con el predio, sujetándose a la más estricta legalidad. Simplemente, apostamos al deporte, la recreación y la cultura. Que tendremos como premisa integrarnos a las instituciones vecinas para aunar esfuerzos, hacer más eficientes los recursos y multiplicar los beneficios.

-Sabemos que la comunidad de Tandil espera eso de nosotros y hacia allí nos dirigimos. Sin ganas de confrontar. Con ánimo de sumar. Para mejorar todo lo bueno que se haya hecho hasta ahora.