Nacionales
22 de Octubre, 2014
Rosario violento: En febrero le asesinaron a un amigo y ahora perdió a su padre
06:30 | Marcelo Fabio tiene apenas 20 años pero ya sufrió dos golpes durísimos: las muertes del rapero que cantaba contra la violencia y de su papá.

Luis Fabio tenía 55 años y una vida modesta. Dedicado a la albañilería, habitaba junto a su pareja en una sencilla casa de material en el barrio Empalme Graneros, en la zona norte de Rosario. Los tres hombres armados que ingresaron a su casa la madrugada del 5 de octubre pasado pensaron otra cosa. Le robaron lo poco que tenía: un televisor, una radio, una guitarra. No se conformaron. Le exigían dinero. Quizás contaban con el dato de un terrenito que el hombre había vendido hacía algún tiempo. La plata ya no estaba: la había invertido para arreglar esa vivienda.

La pareja fue golpeada, pero los delincuentes castigaron con saña a Fabio, quien sufrió severos golpes en la cabeza. El lunes pasado, tras agonizar 15 días, falleció. Su historia es una fotografía más de un flagelo extendido, el de los homicidios registrados en el Gran Rosario. Con el de Fabio son ya 200 en lo que va del año.

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Pocos pueden contar el drama de la inseguridad y la violencia que se vive en Rosario, en sus distintas formas, como Marcelo, el hijo menor de Fabio. Tiene apenas 20 años, pero en los últimos meses el dolor se empeñó en atravesar su vida con cruel persistencia.

En febrero perdió a un amigo con el que integraba una banda de rap que denunciaba el avance de la droga. Marcelo tocaba la guitarra en “La Técnica del Hip Hop”, el grupo que alertaba en sus canciones que “el barrio está peligroso”.

El caso de Ariel Avila, de 21 años, trascendió las fronteras de Rosario. Avila era el encargado de poner la voz a esas denuncias barriales. “Mientras la droga arrasa con la juventud, los que la venden se enriquecen y no tienen inquietud”, planteaba en sus letras.

Luego de pelear con dos soldaditos encargados de un bunker de drogas a Avila lo acribillaron de siete balazos. La banda exponía la cruel realidad de Empalme Graneros, uno de los territorios de Rosario más castigados por la inseguridad. El mismo lugar en el que cayó Avila y en el que empezó a apagarse, hace dos semanas, la vida de Luis Fabio.

“Me mataron a mi amigo y ahora a mi viejo. Tengo que ser fuerte por la memoria de ellos. La vida en este lugar no vale nada”, cuenta a Clarín Marcelo en el domicilio que comparte con sus hermanos Roque (28), Cristian (29) y Luis (35).

El joven sigue viviendo en Empalme, pero cuenta que después que mataron a su amigo decidió aislarse, tomar distancia de la vida social. Empezó a visitar una iglesia, donde halló “cierta paz”.

La vida, y la inseguridad que golpea en especial a los barrios más postergados de Rosario, volvió ahora a ponerlo a prueba. Nada le devolverá a su padre ni a su amigo. Pero al menos reconoce que la Justicia avanzó en la investigación por el asesinato de Avila y que espera que la muerte de su padre no quede impune. “Ojalá se pueda encontrar a los responsables del crimen. Ayudaría a cicatrizar las heridas”, explica con voz calma.

La historia de Fabio resume el drama de los crímenes en Rosario, donde el narcotráfico y los conflictos interpersonales avanzaron hasta tener una alta incidencia en los 264 asesinatos registrados en 2013. Marcelo también estuvo a punto de involucrarse con la droga y los delitos cuando era un niño. La música lo salvó de caer en ese infierno. El otro, el de las ausencias irreparables, parece que lo acompañará siempre.

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