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Claribel no entendió qué pasaba. Al despertar, se desesperó cuando se vio sola. Llamó a sus padres y sus balbuceos se perdieron en el pequeño espacio del habitáculo de un Renault Clío. La angustia seguramente la desbordó y comenzó a llorar.
Como el tiempo pasaba, el llanto comenzó a subir de intensidad, hasta que pudo ser escuchado por los guardias de seguridad del paseo de compras, que comenzaron a recorrer el estacionamiento y revisar los pocos autos que a esa hora estaban en el lugar, según publica diario La Mañana de Neuquén.
En uno de los lugares reservados para discapacitados estaba el auto gris y se veían las pequeñas manitos y el rostro desfigurado por el llanto entre los vidrios empañados. "Los guardias de seguridad del shopping alertaron inmediatamente a la Policía", contó un testigo del hecho.
A la 0:40, los policías y el personal de seguridad privada analizaban forzar las puertas para sacar a la niña del interior del auto. Mientras, por los altoparlantes del Paseo de la Patagonia repetían la patente del auto y solicitaban a su dueño que bajara al subsuelo de manera urgente.
En el shopping, los comercios estaban cerrados y sólo quedaban algunas personas que charlaban en el patio de comidas y otras en las salas del cine.
Los padres eran jóvenes, de 22 y 20 años, y llegaron rápido apenas se dieron cuenta de que los requerían. Sólo tardaron la distancia apurada que hay entre el último piso del edificio y las plantas inferiores destinadas al estacionamiento de clientes.
Argumentaron que la nena dormía y que habían optado por no despertarla. Después de la explicación a las apuradas, se fueron del lugar en el auto en el que habían llegado. Por el insólito incidente con final feliz, y de oficio, se le dio intervención a la Defensoría del Menor.