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Con la policía federal siguiendo cada uno de sus pasos, los hijos de Lázaro Báez decidieron a última hora viajar en avión. Lo hicieron en un vuelo regular de Aerolíneas Argentinas que partió de Río Gallegos a las 2 de la mañana. En su ingreso al aeropuerto, Leandro manifestó que se presentarán “ante la justicia” y que por ahora, no temen “quedar detenidos”. Para sorpresa e incomodidad de algunos, Máximo Kirchner subió al mismo avión: “Mirá, no sabía que viajaba con ellos”, dijo en tono molesto a la prensa antes de embarcar. No quiso referirse a la causa de lavado de dinero que involucra a Báez, principal socio comercial de sus padres, pero aclaró que “nada” lo preocupa.
El arribo en el aeropuerto Jorge Newbery fue a las 5.12, unos 15 minutos antes de lo previsto. En el hall, donde familiares y amigos esperaban a los pasajeros del vuelo 1883, los hijos de Lázaro fueron insultados. "¡Chorros, devuelvan la plata!", fue una de las frases más usadas. En cambio, Máximo se evitó el mal momento: salió por otra puerta.
Luciana, la mayor de los hermanos, fue la que más afligida se mostró, y al igual que Melina, rechazó cualquier contacto con la prensa, algo que no omitió Leandro, que fue el que más entero se mostró: “Nos vamos a presentar ante la Justicia” dijo y añadió “no tememos quedar presos, vamos a declarar”, y a referirse a su madre dijo, “está en casa, nada más”. Inmediatamente, la custodia personal rodeándolos, pidió que los dejen realizar los trámites correspondientes para iniciar lo antes posible el pre embarque.
La sorpresa fue minutos antes de que embarquen: Adelante de ellos subió Máximo Kirchner, que en la entrada de la sala de embarque molesto dijo a la prensa, “mirá, no sabía que viajaba con ellos” y aseguró que nada “me preocupa”.
No quiso responder sobre Cristina Kirchner y las causas judiciales, ni sobre José López. En el pasillo que conduce a la manga del avión, por pocos segundos, se cruzó con los hijos del empresario y socio de sus padres. Se miraron y no se saludaron.
Fuente Clarín