El Hospital Santamarina parece abandonado a su suerte. Hace unos días, se había anunciado que la falta de agua caliente había sido resuelta y que todo el nosocomio contaba con el suministro. Hasta hoy, cuando las quejas volvieron. Los pacientes internados deben calentar agua en ollas para poder bañarse.

La responsable de infraestructura del Sistema Integrado de Salud Pública, Marta de Rico, explicó livianamente a los medios que "aún no hay solución. Un día tenemos agua caliente, y otro día no tenemos. Es así", indicó, casi como si se tratara de un problema menor. De Rico fue la misma encargada de Infraestructura que primero indicó que los ascensores del Hospital tenían riesgo de caer, por su avanzado estado deteriorado, y luego salió a decir que "no era para tanto". Vergonzoso. 

Según De Rico hay inconvenientes a la hora de purgar las calderas por obstrucciones, lo que impide el funcionamiento correcto. Pero la realidad es que tras años enteros de falta de mantenimiento, las cañerías e instalaciones son tan viejas que es imposible que funcionen correctamente, aún reparándolas. Son casi 16 años de falta de mantenimiento continuadas de la gestión Lunghi, que pese a tener a un pediatra a la cabeza del Ejecutivo, poco parece importarle la salud pública.